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jueves, 19 de noviembre de 2015

Hipocresías



Hubo un lugar, oculto tras las sombras,
donde las hierbas eran raíces y sus hojas lágrimas secas,
donde la tierra eran rocas solidas
y la lluvia no eran gotas sino gritos húmedos que ahogan.

Hubo un lugar, oculto tras los ojos insensibles,
donde las palabras no existían sino las letras inconclusas,
donde el dolor era la sangre viviendo en el cuerpo
y los azotes eran caricias difusas.

Existió este territorio en cada lamento
promulgado,
en cada silencio gritado,
en cada mortuorio paso al pasado.

Hubo un lugar tras las sombras,
donde la luz no se atrevía tocar,
donde las sonrisas eran filosas
y donde ella se ataba solo para escapar.

No había palabras que tejieran escaleras.
Ni amores que abrieran cielos turquesas.
No existían manos que te guiaran.
Ni abrazos que la rescataran.

Era un lugar perdido
pero hallable tan fácilmente.
Era un lugar perpetuamente abierto
pero solo para entrar.
Solo para atrapar.

¿Y dónde encontrar el pasadizo que diera oxigeno al alma?
¿Dónde hallar la grieta por la cual tomar bocanadas de alas?
¿Dónde aquella luz? ¿Dónde aquella mirada?

Entre tanto lodo pegajoso que adobaba su cuerpo
Entre tantos tumbos y sin sueños,
ella hallo un reflejo.
Algo distorsionado.
Algo maléfico.
Hubo un centímetro nítido que justo dio a sus ojos
revolcada entre sus propias penas
tomo fuerzas y se acercó tanto como pudo,
encontró unos ojos que eran suyos
y desconoció aquello tan puro.

Se acercó aún más, tanto que topó sus pestañas con el cristal sucio.
Y se vio.
Y vio.
Y salió,
poco a poco metió su cabeza en sus ojos
y su cuello, y su torso, y sus brazos, y sus piernas
¡Cuánto dolor producía cada movimiento!
Pero no más que el que padeció de forma eterna.
Así fue, que tras la hendija de su reflejo
encontró el camino de regreso.

No fueron las palabras ni las manos ni los consuelos dichos como rosarios.
No.
Fueron sus ojos.
Su reflejo.
Su estímulo por respirar algo que no sea lodo negro.
Ya había muerto.
Ya había llegado a cero.

Ahora envuelta en fango putrefacto
salía ante los ojos de todos
y pese a que aquellos la miraban distinto,
había en sus ojos una lumbre negra
¡tan cristalinamente negra!
heredada del lugar.
Apuntalada por los demás.

Nadie nunca le dijo lo siento.
Nadie jamás se disculpo por lo hecho.
Todos dijeron que era débil,
que por eso se había perdido tan adentro.
Nadie nunca
pensó
que las palabras hieren,
que son cadenas que te hunden,
que no importa lo débil
o lo fuerte.

Todos se apiadaron de su estado.
Todos se justificaron.
Nadie nunca
pensó
que los hechos hieren,
que son cadenas que te hunden,
que no importa lo débil
o lo fuerte

Todos se apiadaron de su estado.
Todos se justificaron.
Nadie nunca
pensó
que el ignorar hiere,
que los no hechos hieren,
que las no palabras hieren,
que el no intentar hiere.



Ella no.
Ella salió
Ella intentó.
Ella hirió.
Ella los extermino.

Ahora quizás alguno piense
que la sangre derramada
escribe letanías de un amor.
quizás alguno escriba del horror

Y otros, de sú liberación.



2 comentarios:

  1. Ella, al nacer se embarcó en el viaje de la vida; Tan indefensa, que nació desnuda y pura al mundo...Y se fué contaminando con todo aquello que no era verdad hasta que de mayor, aquella niña era un monstruo más. Su corazón fué fuerte para no caer en la locura; al estar rodeada de tanta hipocresía y mentiras que la llevaron allí...No fué feliz, al contrario. La palabra verdad no había lugar para hacerla suya y salir a toda prisa de aquel lugar. A su alrededor estaban sus seres queridos que también vivían en la mentira por no hallar su camino...La hipocresía crecía y crecía por todas partes en todos los rincones del mundo; en un mar donde las personas sin recursos en la vida se defendían perdidas, peleándose a veces a ciegas, a veces equivocadas en su corazón...
    Una mañana ella se miró al espejo del baño. Empapó sus manos en agua clara y transparente cuando por un destello, sus ojos en el espejo no dejaban de mirarla y, sintió la siceridad de su corazón tantas veces olvidado...

    Lloró con fuerza de espíritu revelándose a lo cotidiano mas, ella estaba sola en el mundo, presa de la desinformación...

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  2. Ojos de gata.

    Hay tantas cosas que hieren...tantas como esas que cicatrizan heridas y nos entregan horizontes aunque tengan atardeceres prendidos sobre su piel.

    (Vaya mirada)

    Besos.

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