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domingo, 31 de enero de 2016

La posesión

Cuando la noche invade la sangre, cuando se inyecta lo oscuro de uno hacia uno, cuando el último trago arrasa con toda huella puritana… ella se viste de negro para salir.

Es aquí donde pertenezco.
Aquí donde late mi pulso y me embriaga mi veneno.
Es aquí donde dicen muero
pero no, aquí solo me renuevo.

El sabe esperarla. El siempre está en el parque bajo el mismo árbol aunque las noches sean claras y ella oscura. El la espera pero duda.

¿Vendrás hoy vestida de tus fieras?
¿Vendrás a matarme la poca lucidez que me queda?
¿Aparecerás dentro de la oscuridad
para sorprenderme el cuerpo
y alojarte en el sin piedad?
… ¿dónde estás?
¿A dónde te vas cuando te vas?
¿A dónde llegas y quién te espera?
¿Alguien te espera?
… espera, perversa espera sin respuestas.

El viento se hace tormenta. Ella toma su lápiz labial, marca con una cruz su pecho y sale sin rumbo alguno pero confiada en que llegará a donde deba llegar.

Ven a mí demonio, posee mi carne.
Has de mí un instrumento:
mi elemento
mi armonía
mi compañía.
Calla mi voz con tu gruñir y muérdeme,
muérdeme para que pueda salir.
No dejes de andarme,
de elevarme.
Ven a mí y
ábreme a sentir.

La oscuridad aun no se cierra. El la espera ansioso pero ella no se descubre entre el silencio y la quietud inmensa. El aprieta sus manos, muerde su orgullo, busca su paciencia, se esmera en atraerla.

Si pudiera preguntarte si es a mí a quien solo ves,
si soy el primero o el ultimo
si vienes virgen en deseo o solo me das tus restos.
Si pudiera lograr veas mis ojos
y sientas mi temblor cuando te tengo.
Pero no puedo.
No me atrevo…
¿Y si te pierdo?

Duerme el mundo y ella hace sus pasos cada vez más apresurados. Suenan sus tacos en la tierra y el cielo, docenas de ángeles se avergüenzan y otros tantos atentos la observan. Camina elegantemente apresurada, sin destino pero con una gran sonrisa en sus alas.

Te presiento,
te olfateo en el aire…
Estas cerca de enloquecerme,
de desgarrarme las palabras,
de poner sobre mi aroma tus ganas.
Creo que por esta esquina ya pasé
y por esta vida también…
¿Dónde estás,
dónde me alimentarás?
 


Condenado se sienta sobre las hojas secas. Toma entre sus manos su cabeza llena de pensamientos tortuosos, mira hacia todos lados y no hay siquiera una sombra que dé esperanzas, siquiera unos pasos equivocados que alienten su alma.

¡No debo ser el único!
siempre llega abatida y cae rendida sobre mí.
¿Cómo puedo creer que soy el único?
¿Cómo puedo siquiera permitirme
el imaginar que ella elige por encima de todos… a mí?.
¿Cuál sería mi cualidad?
Esa especialidad que me haga,
ante ella,
una prioridad.
No, no debo ser el único.
Seguramente debo ser un error
que ella repite quien sabe por qué razón.


El viento comienza a levantar todas las hojas remolineándolas hacia la noche que cubre los lugares perpetuos. El mira sonriendo; ella parada frente a él se quita los tacos, muerde sus labios, se quita el abrigo, se arrodilla predispuesta. El la observa detenidamente como si quisiera encontrar algo que lo aleje, pero no lo encuentra. Ella lo mira a los ojos. El nunca vio sus ojos. Ella extiende su mano. El nunca sintió sus manos. Ella lo atrae a su pecho. El nunca se acurrucó en ese valle perfecto. Ella lo abraza con dulzura. El comienza a hundirse. Ella comienza a sentir que su respiración se dificulta. 
El se introduce provocando un peligro que no oculta. Ella se ahoga, lo siente dentro. El se acomoda. Ella lo devora. El se alimenta. Ella bebe. El no se contiene. Ella no se detiene. El desaparece. Ella aparece.

Las hojas caen de golpe sobre la superficie del lugar.

Sabía que me encontrarías en cualquier lugar,
sabía que me harías nacer,
sabía que podría confiar.
Ahora en mí ya puedes saber todo lo que quieras averiguar...
Ahora en mí…
Ahora soy…
Ahora sabes…
Ahora me posees para liberarme



Ella abrió sus ojos y estaba entera. Sonrió satisfecha. 

El se supo demonio y estaba entero. Sonrió satisfecho.

1 comentario:

  1. Me ha encantado. En tu pasión deshilas sentimientos presto a la imaginación...y me recreo en tus palabras...Es hermoso leer en tu corazón de mujer cosas que se guardan en el corazon para expandirlas a los cuatro vientos y así, sentirnos mas cercanos del mundo de los sentidos...
    Nunca dejes de escribir, que yo te seguiré...

    Este poema se lo escribí a alguien como tú.



    No te gusta que me quede en silencio

    como ausente sin escuchar.

    Te incomoda mucho el no saber.


    Sin embargo yo te disfruto enormemente

    ...y estoy pendiente de tí...

    ¿Porqué callas?, me preguntas.


    Cuando me quedo en silencio,

    paladeo lo que siento y

    saboreo lo que dices...


    Te guardo en sentimientos

    de mi memoria infinita y,

    ya eres parte de mí...

    Besos

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