Vestida de
infinitos harapos anduve el mundo,
susurrando palabras
que no se escuchaban,
gritando deseos
que ni yo encontraba.
Vestida de
infinitas mantas
aún más me
tapaba,
por creer
merecer ocultarme,
por saberme
digna de esa invisibilidad
que se me daba
día tras días,
aunque ante
los ojos yo paseara en carne viva.
Vestía sombras
que me protegían
ante la luz
de no ser vista.
Vestía lágrimas
pesadas que me caían
sobre el
fuego de saberme aquí dentro
tan viva,
tan activa
pero, por
mí misma… solo moría.
Pasó el
tiempo y me acostumbré a la indiferencia de no existir
o mejor
dicho a la diferencia de no existir.
Pasó y como
si los caminos se hicieran praderas sin huellas,
jamás me
encontré con mi imagen,
olvide mi
rostro, mi cuerpo y mi ardor penetrante.
Olvidé que me
merecía.
Me cubrí de
hojas secas hasta hacerme tierra
sobre la
tierra
y dejé que
me pisen
y pisen
todas las
huellas.
Hoy…
Agua…
Aire…
Fuego…
Me levanto
para verme de nuevo.
Alcanzo tu
palabra como si fuera un gesto
una mirada
que me descubrió allí, tan adentro.
Hoy, agua desde
mis manos.
Aire desde
mis labios.
Fuego desde
mi ser.
Y tierra…
tierra para pisar firme mi existencia hacia la orilla de mi agua sobre mí arena.
Mientras exhalo
la última bocanada de humo sobre la ventana,
pienso…
en el tacto
despierto que abre mis labios,
mientras recorro
los bordes, el interior y siento
y pienso.
Me nombro.
Me elevo.
Voy llegando
a la existencia
y
ahora
agua aire
fuego tierra
Sé que me
merezco la existencia plena.
Voy desnuda
mi alma en pena,
caminando las
calles cuesta abajo.
Siento el
aire que me despeina
y si
alguien me ve
le muestro
mi sexo que es mi estela,
sobre las
gotas que caen del cielo que envidia mi pureza.
Voy desnuda
mi alma llena
de vivencias
plenas,
de invisibilidades
que ahora hago concretas.
Desde mis
gestos y ganas, desde donde se me encienda
el alma,
las alas, el vuelo, la destrucción… la calma.
No sabía
que merecía ser vista
(acostumbrada
a que no me vean,
llene de
callos mi existencia)
Hoy
desnuda,
con piel
completamente nueva,
camino…
Camino el
camino que yo quiera.
Desnuda y valiente para llegar a ese final con buén puerto.
ResponderEliminarA veces te leo y añoro ( poco) encender un cigarro y leerte entre las volutas del humo , junto a los posos de su ceniza; leerte mientras apuro el cigarro , mientras te imagino escribiendo, mientras te recuerdo fumando, mientras te veo y te vemos.
ResponderEliminar( mereces ser vista , espiada, escuchada entre el humo de los secretos)
Beso.