Presiona.
Se ahoga el
alma.
Se cansan
las palabras.
Alguien desde
mi pecho
intentando salir…
Presiona hacia
dentro
el aguijón,
Su veneno
va invadiendo
y quizás
soy yo,
quien intenta
salir de mí…
Mi aliento
es frío. Mi cuerpo hielo.
Es tanto el
silencio
Que me va
convenciendo.
Un nudo.
Un nudo
firme:
Que no une
que obstruye,
que no
libera
que sujeta,
que ahoga,
que presiona,
que aprisiona,
que me
aterra.
Y en la
tierra lejana
tras mi
ventana,
un árbol,
que florece
estrellas
en pleno
otoño.
Tierra fértil
y mansa
que mis
pies no alcanza,
por un
salto
que atraviese
carencias,
entrego todo.
Es estirar
mi mano,
atravesarme
el pecho,
tomar la
flor,
mirarme
y seguir
viviendo…
Pero no.
Soy el muro
que me retiene
y también
quizás,
el muro que
me protege.
Se avecinan
vigilias silenciosas.
Pronostico:
un cielo
sin cielo,
un pecho
sin mérito,
un nudo que
desgarrará lo que siento…
Para bien.
Para mal.
O… para mí.