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martes, 7 de mayo de 2019



A penas una luz palpitante que me sorprende sobre la espesa oscuridad de la mente,
A penas una voz que se entrecorta y deforma desde las ganas de ser escuchada y las ganas de ser ignorada,
A penas un titubeo que me agarra todo el cuerpo, que me sorprende la risa y me la quita,
A penas todas las toneladas de mis penas, ardiendo sobre el próximo paso a dar,
A penas una luz pesquisa, una voz quebradiza, un temblor que embalsama mis ganas, unas penas todas ellas que me paran. Y esta luz que pregunta, que se instala, no se apaga.

A esa, a ésta; como a todos, pero como a ninguno, también le cuesta.

La vida siguiendo huellas en un lodo, de algún modo es bálsamo para no salir del pazo.