A penas una luz palpitante que me sorprende sobre la espesa
oscuridad de la mente,
A penas una voz que se entrecorta y deforma desde las ganas
de ser escuchada y las ganas de ser ignorada,
A penas un titubeo que me agarra todo el cuerpo, que me
sorprende la risa y me la quita,
A penas todas las toneladas de mis penas, ardiendo sobre el
próximo paso a dar,
A penas una luz pesquisa, una voz quebradiza, un temblor que
embalsama mis ganas, unas penas todas ellas que me paran. Y esta luz que
pregunta, que se instala, no se apaga.
A esa, a ésta; como a todos, pero como a ninguno, también le
cuesta.
La vida siguiendo huellas en un lodo, de algún modo es
bálsamo para no salir del pazo.
Responde el silencio que inunda la mañana
ResponderEliminarresponde la huella en la arena dormida
responde la voz que, desde lejos, llama
responde la antorcha que la noche ilumina
y el cálido abrazo que al abrazo invita
Besos, querida amiga