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viernes, 25 de enero de 2019

Te sueno?



Suena un silencio tras mí nuca,
se apodera de mí piel, la altera.
La mente no entiende, el alma se ciega… 
ya no hay palabras, hay tinieblas.


Busqué, 
sobre los atardeceres brillantes, tus palabras,
esa belleza que daba, al horror, una calma.
Y ya no estaban, no estabas…
Busqué en mis dedos, la tinta
y ya te habías ido,
mí grito escrito fue solo un viento
 que me deja finita
ante tu mirada perdida. 
Sin aristas, 
sin posibilidad al túnel de tus tactos escritos 
y mis imágenes táctiles en ritos,

Suena el silbido del silencio cristalizando mis ojos.
Ya no te tengo.
Suenan mis labios temblando en mí invierno
y no están tus palabras abrigando mis desvelos.
Suena el alma cayendo.
Suena el horror en mis pensamientos y 
no hay tus manos para sacarme del infierno.

Suena...
Se escucha solo mí eco,
mí silencio,
y mí soledad,
que si no estás, es veneno.

Ruego en silencio,
qué nuevamente tus palabras, cuales dedos,
corran las sabnsab y se adentre en mi cuerpo,
abriendo todos mis deseos.
Escribiendo todo lo que mis ojos leen en tus manifiestos
acortando distancias desde mis jadeos.
Esos asaltos olenantes, tan tuyos
y tan mios, internos.

Shhh, shhh...
Silencio.
Aquí a la distancia,
a kilómetro de territorios,
yo toda te espero.




4 comentarios:

  1. Entro con cuidado no quiero interrumpir el silencio en el que te hayas ni la espera.
    Me gusta tu poema. Un abrazo.

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  2. Allá en la lejanía ella se pierde en la profundidad. Danza al son de la soledad buscándose lo que no alcanza y, sufre...De sus labios hasta su nuca, un escalofrío la recorre con desazón. Fueron tan agradables aquellas palabras que ahora el recuerdo la conducen a una estancia vacía llena de silencio. Darlo todo por amor es la sed de su vientre y de sus labios, de las llemas de sus dedos y el calor de su sangre...Entra la noche casi sin esperarla. El silencio y la soledad se dan la mano. Abrazada a la nada otra noche; con la mirada puesta en la oscuridad; la misma que llena su silencio en el corazón mas, daría lo que fuera por asirse a un punto de apoyo y tomar un impulso nuevo a la vida. Los pensamientos se repinten una y otra vez con el mismo sentir de la ausencia y cuando entra la madrugada, cansada se queda dormida en su invierno particular. Ya no hay dolor, la razón duerme sacudida y cansada hasta que a la luz del amanecer, su mirada limpia y clara, buscará en la luz su luz por no caer en esa estancia del alma de donde todo el mundo huye por desamor, por miedo a lo que una vez le dió la vida...

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  3. La verdad es que siempre que encuentro tus palabras, por mucho silencio que me acompañe, te escucho. Tu voz de tinta, tu voz de mujer es ese eco que susurra en las noches y que llena de palabras las hojas que nunca...nunca desean estar en blanco.

    Guardamos silencio y tú nos hablas con la tinta de tus sueños.

    Besoverso y tiemblan las sombras

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  4. De noche, bajo las nubes,
    nos habla el silencio
    y la palabras que escapan
    a lomos del viento
    buscan refugio en el alma
    que guarda el invierno.

    Con mi enorme afecto, amiga desde hace tantos inviernos.
    Besos

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