Dentro tan
adentro no quiero llegarme.
Con saberme
la superficie
alcanza para
lastimarme.
Lo siento.
Lo lamento.
Dentro tan
adentro no quiero reconocerme:
Habrá entonces
batallas desencadenadas
como ríos
creciendo por los huesos de este esqueleto,
tan seco,
tan áspero,
tan cierto.
Lo siento.
Lo lamento.
Existe aquí
y un ahora que no me permito vivir… como la imagen escrita de un dibujo
anticipado de aquel deseo postergado pero alcanzado.
Un relato
que no canta mi voz.
Una tinta
que no escribe el ser de mi razón.
Porque dijeron
soy toda razón
es que me
equivoco.
Porque dijeron
soy quien soy
es que me
levanto para hacer de mi figurara
una escultura,
que intenta
latir, dar ritmo al pasaje desierto de un seguir
incierto.
Morir para
ser.
Ser para
vivir.
Vivir para
morir…
Lo siento.
Aquí dentro
tan adentro que no me encuentro pero me tengo,
la eternidad
vale segundos y se van tan aprisa, que
todo tiene
un final
aunque la
certeza de saberse, sea la fiel medalla lograda,
en la
revancha perdida,
en la
carrera postergada,
en la larga
y eterna entrega a las vidas vividas aunque la vida individual
no exista
si no es por el carril de la vida de quien te necesita.
Lo siento
lo lamento:
Por dejarme
a un lado,
para sentirme
más vehemente,
más presente
que en
palabras.
Lo siento
lo lamento:
Por dar un
acabado
al ser que
estoy logrando
más inquieto;
que en
palabras destinadas a renglones ficticios de proyecciones equivocadas,
de vuelos
con un alma llena de letras pero desierta de simbolismos que definen un ser que
soy ante un verdadero y real motivo por el cual sigo en pie aunque muchas veces
arrodillada.
Vos es flor de almendro , debes olvidar ser sal de una lagrima.
ResponderEliminarBeso.